LCV trabaja para proteger las tierras y aguas públicas de nuestro país. Reforzamos los movimientos locales e impulsamos la acción federal para ampliar las oportunidades de acceso y que todas las personas visiten y se sientan bienvenidas en nuestras tierras públicas, al mismo tiempo que convertimos nuestras tierras públicas en soluciones contra el cambio climático.
La continua expansión de la huella humana, la pérdida de zonas naturales a causa del desarrollo y la crisis climática ponen a prueba nuestros sistemas naturales, poniendo en peligro el agua, el aire y los recursos alimentarios que sustentan a todos los seres vivos. La forma más sencilla y eficaz de abordar esta compleja crisis es preservar más tierras y aguas de manera saludable. Es por esto que LCV está ayudando a encabezar la lucha para proteger el 30% de las tierras y aguas de Estados Unidos para el año 2030. Es nuestra aportación a un esfuerzo global, respaldado por la ciencia, para proteger el 30% de las tierras y océanos de la Tierra para el 2030, bautizado como 30×30.
Exigimos al Congreso y al poder ejecutivo que protejan más hábitats emblemáticos e importantes por medio de la creación de monumentos, santuarios marinos y otras tierras y aguas públicas protegidas. Pero la forma en que conseguimos preservar el 30% de las tierras y aguas de Estados Unidos es tan importante como alcanzar este objetivo. Educando y haciendo partícipes al público, a los medios de comunicación y a los responsables de la toma de decisiones sobre el importante papel que desempeñan nuestras tierras públicas a la hora de encabezar la lucha hacia un futuro de energía limpia, abordaremos la contaminación heredada de las tierras públicas y construiremos un medio ambiente saludable y sustentable para todos.
Todas las comunidades necesitan tener acceso a aire limpio, agua limpia y un medio ambiente sano para disfrutar de los beneficios de la vida al aire libre. Estados Unidos tiene un doloroso legado de racismo y exclusión hacia la gente indígena y las comunidades de color, y la política de recursos naturales no es una excepción. La nefasta historia del robo de tierras perpetrado por el gobierno federal contra las tribus Indígenas, y el persistente desprecio por su soberanía, es quizá el ejemplo más flagrante. Sin embargo, este patrón de desigualdad ha continuado hasta nuestros días, incluyendo la ubicación de mucho más desarrollo industrial y contaminación y menos acceso a la naturaleza en y cerca de las comunidades de color con bajos ingresos. Por ello, LCV se compromete a promover políticas que protejan la naturaleza y que compartan sus beneficios de forma más equitativa con todas las comunidades. También tratamos de dar prioridad a colaborar auténticamente con organizaciones dirigidas por personas de color y a impulsarlas, para garantizar que el movimiento conservacionista refleje la diversidad de nuestro país.
Aunque mucha gente piensa que las tierras públicas de nuestro país están protegidas contra el desarrollo industrial, la realidad es que en ellas se lleva a cabo una cantidad asombrosa de perforaciones y de extracción de carbón. Casi una cuarta parte de todas las emisiones de carbono de Estados Unidos se generan a partir de la energía extraída en las tierras y las aguas públicas. Es hora de convertir nuestras tierras y aguas públicas en soluciones a la crisis climática.
Para llevar a cabo esta transición, LCV trabaja para detener la extracción de hidrocarburos en tierras federales y ampliar la energía solar, eólica y otras formas de energía limpia de manera que estén avaladas por las comunidades afectadas por ellas. Quitamos de la mesa hábitats de importancia crítica para la perforación y la minería. Nos enfocamos estratégicamente en hábitats que son fuentes importantes de agua potable limpia, acceso a recreación al aire libre, peces y vida silvestre, y usos culturales – como el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. También invertimos en bosques, humedales, manglares y otras zonas que almacenan de forma segura la contaminación por carbono en el suelo y fuera de nuestra atmósfera.
Los parques nacionales, los refugios de vida silvestre, los bosques y otras tierras públicas de nuestro país son motivo de orgullo para muchas personas. Por desgracia, a menudo son inaccesibles, poco amistosos y excluyen a las comunidades de color, a las personas discapacitadas, a las comunidades con bajos ingresos, a las tribus Indígenas y a las comunidades LGBTQ+. LCV pretende derribar estas barreras y crear un sistema acogedor e incluyente de las tierras públicas a través de la divulgación y la política.
Los parques nacionales y otras tierras públicas no sólo protegen la naturaleza; sino que también preservan e interpretan la historia de nuestro país. La elección de la historia de quién preservar no ha sido equitativa, lo que ha dado como resultado un número desproporcionadamente bajo (¼) de parques y monumentos nacionales que narren las historias de comunidades diversas. Por eso LCV trabajó para proteger lugares como el Monumento Nacional a Stonewall, el Monumento Nacional a la Igualdad de la Mujer Belmont-Paul y el Monumento Nacional a los Derechos Civiles de Birmingham, y por eso seguimos luchando para que nuestras tierras públicas puedan contar una historia más completa de Estados Unidos.
También somos conscientes de que nuestras tierras públicas pertenecen legítimamente a los pueblos Indígenas y han sido administradas por ellos desde tiempos inmemoriales. Nos comprometemos a respaldar los esfuerzos de las naciones tribales para fomentar una mayor soberanía tribal, así como los acuerdos de co-manejo y co-tutela de nuestras tierras públicas, como la estructura de manejo establecida para el Monumento Nacional Bears Ears en Utah.